Rastreando la noción de objeto perdido

Este texto fue fruto de una aproximación de respuesta a un interrogante que fue suscitado en el seminario de Extimidad a cargo de Isabelle Durand, sobre el objeto perdido, una pequeña aproximación en Freud y en Lacan. 

  • Publicado en NODVS LXVII, juny de 2023

Resum

El presente texto hace énfasis en el objeto a como aparato de investigación en la clínica y en la orientación de la cura, específicamente en lo trabajado por Lacan en el Seminario X y también en lo que respecta a la relación de objeto a y deseo.

Paraules clau

Objeto perdido, extimidad, deseo, goce y angustia.

Freud, en “Tres ensayos de una teoría sexual”(1.905), afirma que para el hombre, no hay ninguna otra forma de encontrar el objeto sino la continuación de una tendencia en la que se trata de un objeto perdido, un objeto que hay que volver a encontrar.

No se trata en absoluto del objeto considerado por la teoría moderna como objeto plenamente satisfactorio, el objeto típico, el objeto por excelencia, el objeto armónico, el objeto que da al hombre una base para una realidad adecuada, prueba de madurez —el objeto genital—.

Cuando Freud está teorizando la evolución instintual tal como se desprende de las primeras experiencias analíticas, nos indica que el objeto se alcanza por la vía de una búsqueda del objeto perdido.

Está claro que por el sólo hecho de esta repetición se instaura una discordancia. El sujeto está unido con el objeto perdido por una nostalgia, y a través de ella se ejerce todo el esfuerzo de su búsqueda. Dicha nostalgia marca al reencuentro con el signo de una repetición imposible, precisamente porque no es el mismo objeto, no puede serlo.

Así pues, el nuevo objeto se busca a través de la exploración de una satisfacción pasada, en los dos sentidos del término, y es encontrado y atrapado en un lugar distinto de donde se lo buscaba. Hay ahí una profunda distancia introducida por el elemento esencialmente conflictivo que supone toda búsqueda del objeto. Bajo esta forma aparece en primer lugar la relación de objeto en Freud.

Lacan introduce en el Seminario XI2 el “mito de la laminilla”, como una nueva manera de definir la libido. No se trata ya de significado, ni como un goce masivo al que se llega solo transgrediendo, sino más bien como un órganon (teoría de lógica Aristóteles), como el objeto perdido, modelo de todos los objetos perdidos. La separación tiene que ver con recuperar ese objeto.

Ahora bien, Miller  en los “Paradigmas del goce”3, sitúa aquí la dificultad de esta construcción lacaniana, en el sentido de que ese agujero, ese objeto perdido termina siendo como una pérdida “natural”, en el mecanismo mismo de la alienación. Como que por el mismo hecho de ser seres sexuados, a diferencia de la ameba, equivale a sufrir esta pérdida inevitablemente, naturalmente.

Lacan, en el Seminario X, “La angustia”, ubica el lugar del vacío o el agujero y la constitución del objeto a. Respecto a este último dice que "tan solo se trata de un desecho que designa lo único que es importante, o sea, el lugar de un vacío"4. Es decir, que es mucho más relevante el vacío que el objeto pues el vacío en el sujeto es un hecho de estructura, tiene una función estructurante.

El objeto per se puede tomar una o varias de las cinco formas del objeto a (oral, anal, fálico, escopico, voz) pero de lo que se trata, fundamentalmente en el sujeto, es de la relación perenne con un objeto perdido, con el objeto perdido, que se relaciona con la separación de cierta parte del cuerpo. Sabemos de este primer objeto perdido, que el sujeto solo lo reencontrará como representación, en los nuevos hallazgos del objeto, representado como algo más, nunca como el objeto tal cual, pues el objeto es siempre un objeto reencontrado, el haber sido perdido es sólo la consecuencia retroactiva. De esta manera, el objeto como tal se presenta en lo real, inaccesible a lo simbólico.

De lo anterior se puede deducir que el objeto puede engañar pues siempre se trata de otra cosa y no de eso. Lo que interesa, es lo que contiene a este objeto, a saber el vacío, ese lugar en donde hay la falta. La angustia da esa señal. Lacan en el capítulo V del seminario X, afirma: "lo que no hay que olvidar en ningún momento es que el lugar que hemos designado en este pequeño esquema como el de la angustia, ocupado actualmente por el (- ), constituye un cierto vacío. Todo lo que se puede manifestar en este lugar nos desorienta, por así decir, en cuanto a la función estructurante de dicho vacío."5

Lo que dura, la función de estructura, es entonces esta falta en tanto es lo que permanece, lo que siempre está y con lo que el sujeto debe saber hacer. Esta falta es radical, y de aquí que podamos hacer la relación de esta falta con el objeto perdido (y el objeto a) y el cuerpo, así: en tanto que la falta constituye la subjetividad, en tanto tacha al sujeto y en cuanto algo accede al saber, hay algo perdido, y la forma más segura de abordar eso perdido, es concebirlo como un pedazo de cuerpo.

El objeto a es engañoso y más bien solo puede orientarnos y por otra, el vacío no se puede nombrar, debemos saber que lo que no engaña, la angustia. La angustia no es sin objeto y eso lo demuestra el hecho de que en la angustia, lo que surge es lo hostil domesticado, apaciguado, admitido. 

En el capítulo XI “Puntuaciones sobre el deseo”6, menciona que la angustia es la brújula que nos indica un lugar, unas coordenadas. Las del vacío, de la falta, también del deseo. Se debe entonces saber dialectizar, bordear, contornear este vacío para poder concebirlo y crear a partir de él, y así, hacerse un ser con la nada. Es en un análisis donde se puede hacer con esa nada. 

Así pues, detrás de la angustia está el deseo, en tanto la angustia es una brújula.  En ese orden de ideas, la relación entre objeto perdido y angustia es el deseo, en tanto inalcanzable.

Siguiendo el curso que nos compete, en el seminario Extimidad, “el objeto es el exponente del deseo como falta en ser. Un exponente, es lo que expresa la potencia a la que es elevada una cantidad. Lacan propone entonces traducir de este modo la sublimación (elevar el objeto a la dignidad de la cosa) significante del objeto”.7

En el deseo hay falta de objeto y, sin embargo, hay uno. Lacan solo desanudará esta paradoja al plantear el objeto como causa del deseo. De aquí que si la experiencia del deseo es la de la falta en ser, la realización del deseo no es experiencia de la falta en ser, sino por el contrario anulación de dicha falta. Lacan menciona que los objetos freudianos, son articulados a la demanda. Los objetos lacanianos están articulados al deseo. 

La experiencia del deseo es a la vez la de la falta en ser y la de algo que está encerrado en el deseo pero que se halla más acá. “La pulsión divide al sujeto y al deseo, deseo que no se sostiene sino por la relación que desconoce de esta división con un objeto que la causa. Está es la estructura del fantasma”.8

¿Cuál es está la relación? La división del sujeto y el deseo por un lado, y por otro, un objeto que la causa. 

Bibliografia

1.Freud, Sigmund. Tres ensayos de una teoría sexual. Amorrortu, Buenos Aires, 1993, p. 202.

2.Lacan, Jacques. Seminario XI. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 2020, p. 148.

3.Miller, Jacques Alain. Paradigmas del goce. Paidós, Buenos Aires, 1998.

4.Lacan, Jacques. Seminario X. “De una falta irreductible al significante”, en La angustia. Paidós, Buenos Aires, 2020

5.Ibíd.

6.Ibíd., p. 167.

7.Miller, Jacques Alain. “Las transmutaciones del objeto a”, en Extimidad. Paidós, Buenos Aires, 2020, p. 267.

8.Ibíd., p. 271.

Catherine Salamanca

Rastreando la noción de objeto perdido

NODVS LXVII, juny de 2023

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