Notas sobre la "Trilogía " de Paul Claudel

Resumen de la trilogía de Claudel, utilizado como texto de trabajo para seguir la lógica del desarrollo de Lacan en los capítulos XIX a XXII del Seminario VIII, La transferencia

  • Publicado en NODVS VI, maig de 2003

Paraules clau

amor, humillación, padre humillado, rechazo absoluto de la paz de Dios, traición, cuestión / transmisión del apellido, mito de Edipo hoy, perdón, sacrificio, deuda, muerte, promesa, sangre

La Trilogía de Claudel no está traducida al español. Estas notas han sido redactadas con el fin de facilitar la lectura de los capítulos XIX a XXII -

El mito de Edipo hoy. Un comentario de la trilogía de los Coûfontaine, de Paul Claudel- del seminario La Transferencia.

En estos capítulos, Lacan sitúa de manera precisa las claves de esta tragedia moderna al hacer referencia a los diálogos dónde se perciben más concretamente las relaciones entre los protagonistas. Estos son los momentos que hemos extraído para retomarlos aquí.

Estas “ Notas ” no son un comentario sobre el comentario sino que están destinadas a ser leídas, articuladas con el texto del Seminario.

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Paul Claudel

Paul Claudel es un poeta y dramaturgo francés (1868-1955), descendiente de la burguesía provincial. Dice haber recibido la “ revelación de la fe católica ” el 25 de diciembre de 1886 — a los 18 años — en Notre-Dame de París.

Desde los catorce años frecuenta a Stéphane Mallarmé y a los 21 años termina Tête d'or

. Claudel escribe el conjunto de su obra a la vez que lleva adelante una carrera diplomática como embajador de Francia, que lo llevará a Estados Unidos, Extremo Oriente, Brasil y a Europa. Su obra está marcada por estas influencias, y por la filosofía oriental, la tragedia griega, la Biblia y los místicos españoles. De 1909 a 1916 vive sucesivamente en Praga, Frankfurt, Hamburgo, más tarde en Río de Janeiro, periodo durante el cual escribe la Trilogía : “ El rehén ” (1909), “ El pan duro ” (1914) y “ El padre humillado ” (1916).

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La Trilogía

La Trilogía recorre tres generaciones — las de la familia Coûfontaine — y se evoca a la generación precedente en relación a lo que la Revolución francesa le hizo sufrir de supresión de privilegios, de confiscación de bienes e incluso, de pérdida de vidas: los padres y la familia de Sygne de Coûfontaine fueron fríamente ejecutados, a excepción de su primo Georges de Coûfontaine, quien seguidamente vivió en el exilio.

Algunos puntos de referencia históricos en los que Claudel situó su Trilogía :

1789 : Revolución Francesa.
1804-1814 : Napoleón I es emperador de los franceses.
1814 : Abdicación de Napoleón I y restablecimiento de la monarquía en beneficio de Luis XVIII, rey de Francia de 1814 a 1820.
1830-1848 : Louis-Philippe es nombrado rey de Francia.
1852 : Vuelta al imperio con Napoleón III, emperador de los franceses de 1852 a 1870.

 

“ El rehén ” se sitúa en la época de apogeo del poder de Napoleón I y acaba con el inicio de la Restauración. La acción de la segunda parte, “ El pan duro ”, se desarrolla bajo el reinado de Louis-Philippe, y la primera escena de “ El padre humillado ” tiene lugar el 5 de mayo de 1869, bajo el imperio de Napoleón III, en la fecha del aniversario de la muerte de Napoleón I.

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Genealogía de los personajes principales

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EL REHÉN

 

Los personajes principales son Sygne de Coûfontaine, su primo el vizconde de Coûfontaine, el papa Pío, el cura Badilon y Toussaint Turelure, personaje abyecto alrededor del cual Claudel hace girar las preguntas sobre el padre.

“ El rehén ” comienza con el retorno del primo de Sygne, quien, no sólo vuelve del exilio sino que trae con él al Papa Pío al que hay que esconder con el fin de apartarlo de las presiones del poder político. De los Coûfontaine sólo quedan ellos dos. En su juventud asistieron a la pena de muerte de sus padres y a su ejecución por decapitación.

Sygne- “ Estábamos en primera fila y vos me teníais de la mano y su sangre nos salpicó ”.

Por esta “ sangre ”, en su relación -mística, dice Lacan- con la tierra, Sygne reconstruyó pacientemente el patrimonio familiar rescatando progresivamente los bienes comunes, a la manera como se teje un encaje, le dirá Georges.

Sygne quiere presentarle el libro de cuentas que ha llevado noche tras noche para él. Pero Georges está solo, es un hombre herido, sus dos hijos están muertos y su mujer ha sido la amante del Delfín.

Sygne- “ Georges, ¡ no lo comprendo ! ¿ Qué palabras tan horribles, llenas de veneno, me hacéis escuchar ?
[…]
Coûfontaine- “ He ahí que nuestro nombre se termina y no quedamos más que nosotros, nosotros dos ”.
[…]
Sygne- “ Dios mío, ¿ así que todo está perdido y lo que he hecho ha sido en vano ? ”
[…]
Coûfontaine- “ Es la última palabra. Aunque vos, por lo menos, es a Dios a quien se la decís ”.

Claudel pone el acento en la cuestión del apellido : “ Es la tierra quien lo da ”, precisa, “ yo soy el hombre que lleva su apellido por excelencia ”. Georges se lamenta de que el de Sygne cambiará un día.

De manera sorprendente, Sygne le responde : “ Pero, el mío me ha sido doblemente impuesto en un segundo bautizo ”. ¿ Qué quiere decir Claudel ? ¿ Por qué le pasa esto a Sygne ? ¿ Qué bautizo ? ¿ El de la sangre vertida en la unión sagrada del cadalso ? La hipótesis : El único autorizado para el apellido de Coûfontaine es el padre de Georges y, después de él, Georges. La madre de Sygne es la hermana del padre de Georges y perdió este apellido al contraer matrimonio. Por algún artificio Sygne lleva este apellido en un segundo tiempo. Es importante retomar este punto ya que lo encontraremos en Louis, el hijo de Sygne y Toussaint Turelure.

Hay una falla, a partir de Sygne, en la transmisión del apellido, es el de la madre el que atraviesa las generaciones borrando el del padre : Coûfontaine dice el linaje.

Sygne encarna la divisa de los Coûfontaine. Coûfontaine adsum, Coûfontaine héme aquí -de lo que Lacan dice que ella es la “ significación de la vida ”. Se trata del punto en que culminará la relación con su primo Georges, en esta respuesta : “ ¡ Coûfontaine, soy para vos ! Tomadme y haced de mí lo que queráis ” .

¿ Cómo se desarrolla esto ?

Coûfontaine- “ ¿ Queréis casaros conmigo prima ? ”
Sygne- “ ¡ Oh Georges, soy suficientemente suya sin esto ! ”
Coûfontaine- “ Es cierto. Somos demasiado parecidos, nada nuevo puede salir de nosotros ”.
Sygne- “ ¿ Quién va, pues, a continuar la raza ? ”
Coûfontaine- “ Sois joven. Sois rica. Guardad estos bienes que habéis reunido y que serían infructuosos para este hombre desposeído. Alguien más encontraréis ”.
Sygne- “ ¡ No os burléis así de mí ! ”

Señalemos que al inicio de la pieza, cuando Sygne evoca su relación obligada con Toussaint Turelure, “ de negocios ”, Georges le había contestado : “ Tenéis que casaros con él. Sus armas, emborronadas con las nuestras, eso alegraría este viejo pintarrajeado. ”1 (señala una tapicería de la familia).

Georges y Sygne prosiguen el diálogo hasta el momento de su pacto sagrado :

Sygne- “ ¡ Coûfontaine, soy suya ! Tomadme y haced de mí lo que queráis ”. ¡ Ya sea como esposa, ya sea más allá de la vida, allí donde el cuerpo ya no sirve. Nuestras almas, una con otra, se sueldan sin aleación alguna ! ”
Coûfontaine- “ Sygne, reencontrada en último lugar, no me engañéis como el resto ”.
Sygne- “ Solamente Dios es infalible ”.

El segundo acto presenta juntos a Sygne y Turelure. Claudel lo describe así : “ Es un hombre mayor ligeramente cojo, la nariz estrecha y muy aguileña surge de la frente que no tiene ningún entrante, un poco al estilo de los carneros ”.

Turelure es el hijo de un cazador furtivo y de una mujer que fue la nodriza de Sygne. Después de la revolución -durante la cual participó en la ejecución de los padres de Sygne y en la confiscación de sus bienes- y con el Imperio, helo aquí convertido en barón y en prefecto.

Este personaje, a la vez feo y cínico, domina toda la Trilogía que atraviesa.

Se dirige a casa de Sygne para pedirle que se case con él, demanda que surge de un chantaje : no hará arrestar a Georges, ni siquiera al Papa, que sabe que se esconden en casa de ella.

Se entabla la conversación acerca de los “ asuntos ” que tienen en común. Por su posición, él le facilita el rescate de los bienes perdidos. Trata de justificarse, fundamentalmente, de la muerte de los padres de Sygne de la siguiente manera.

El barón Turelure- “ ¡ Los hice matar por amor a la patria en el puro entusiasmo de mi corazón ! Es necesario comprender para poder juzgar […] Ahí están, descansan ahora a lo largo del muro entre las calabazas y las alcachofas de Jerusalén ”.
Sygne- “ Me causáis horror ”.
El barón Turelure- “ Lo sé. Nuestra amistad se funda sobre este sentimiento ”.
Sygne- “ No existe tal amistad ”.
El barón Turelure- “ Hay un interés recíproco ”.
Sygne- “ Pero sois la imagen de lo que odio ”.

Sigue un largo intercambio en el que se escuchan las intenciones solapadas de Turelure y las objeciones mayores de Sygne : él quiere hacerle saber la razón de su visita.

Sygne- “ No alcanzo a entenderlo ”.
El barón Turelure- “ Sin embargo usted lo entenderá, señorita Sygne de Coûfontaine, os amo y tengo el honor de pediros vuestra mano ”.
Sygne- “ Me honráis, señor Prefecto ”.

Ella se opone y él le pregunta : “ ¿ Qué teméis de este triste lisiado ? ”

Sygne- “ Yo no temo a nadie en el mundo ”.
El barón Turelure- “ Lo sé. ¡ Que atractiva estáis con esos ojos resplandecientes […] y yo vuelvo hacia vos mi rostro pleno de crímenes y de desesperación ! ”
Sygne- “ ¿ Cómo osáis hablarme así ? ”
[…]
Sygne- “ ¿ No os basta su sangre (el rey y la reina) y la nuestra ? ”
El barón Turelure- “ Es el alma misma que quiero doblegar […] ”.
Sygne- “ No veréis nada semejante ”.
[…]
Sygne- “ […] Dejemos las cosas donde están. ¿ Acaso está en mi poder ser vuestra ? ”
El barón Turelure- “ Sygne, ¿ acaso está en mi poder no desearos ? ”
Sygne- “ Es necesario desear cosas razonables ”.

El barón Turelure insiste en declararle su amor y decirle que sobre eso no puede hacer nada. Sygne pide un tiempo para reflexionar. El barón quiere una respuesta al instante.

Sygne- “ Vos no sois agradable de ver ”.
El barón Turelure- “ No soy agradable de ver pero sí útil ”.

Es aquí cuando él hace su chantaje que concierne a Georges y al Papa Pío.

El barón Turelure- “ Sygne de Coûfontaine, os hacéis la orgullosa, os compraré y seréis mía ”.
Sygne- “ ¿ No podéis tomar mis bienes gratis ? ”
El barón Turelure- “ Tomaré la tierra y la mujer y el apellido ”.
Sygne- “ ¿ Me tomaréis, Toussaint Turelure ? ”
El barón Turelure- “ Tomaré el cuerpo y, con él, el alma. Vuestros padres serán mis padres y vuestros hijos serán mis hijos ”.
Sygne- “ El amor habrá hecho esta maravilla ”.
El barón Turelure- “ La justicia al menos, porque veis a qué precio quiero pagaros ”.
Sygne- “ Lo sé. Es a vos a quien debo mi herencia ”.
El barón Turelure- “ A mi madre que la crió ”.
Sygne- “ A los vuestros que mataron a los míos ”.
El barón Turelure- “ Somos nosotros, entonces, por partida doble, quienes os hemos hecho y levantado.
Sygne- “ Señor Prefecto, tenéis mi respuesta. Es suficiente ”.

Que ella sugiera que, llevada al límite, pueda servirse de su pistola, le deja indiferente : “ Sygne de Coûfontaine, os dejo dos horas para que decidáis ”.

En el momento en que Toussaint Turelure sale entra el cura Badilon, párroco y confesor de Sygne. Éste muestra su sorpresa. Sygne le informa tanto del objeto de la visita de Toussaint como del hecho de que éste último sabe de la presencia de Georges y del Papa —“ El padre de todos los hombres ” como le llama Badilon — en este lugar.

Señor Badilon- “ ¿ No hay posibilidad de salvación para el Papa ? ”
Sygne- “ Turelure lo ha dejado en mis manos ”.
Señor Badilon- “ ¿ Qué os pide a cambio ? ”
Sygne- “ Esta misma mano ”.
Señor Badilon- “ Sygne, ¡ salvad al Santo Padre ! ”

La única solución : ¡ debe casarse con Toussaint Turelure ! Sygne se opone con todas sus fuerzas a las súplicas argumentadas del cura Badilon. Ella le hace saber que su primo Georges no tiene descendencia y le revela la solemne promesa que ellos dos se hicieron la noche anterior. El cura Badilon resuelve : “ Por encima de cualquier palabra, es el Verbo quien habla en Pío ”.

[…]
Sygne- “ ¡ Padre, no me probéis por encima de mis fuerzas ! ”
Señor Badilon- “ […] No es según vuestras fuerzas que yo os tiento, sino según vuestra flaqueza ”.
Sygne- “ Así pues, yo, Sygne, condesa de Coûfontaine, me casaré por voluntad propia con Toussaint Turelure, el hijo de mi sirvienta y del brujo Quiriace.
Me casaré delante de las tres personas de Dios y le juraré fidelidad y nos pondremos la alianza en el dedo.
El será carne de mi carne y alma de mi alma, y lo que Jesucristo es para la Iglesia, lo será Toussaint Turelure para mí de manera indisoluble.
Él, el carnicero del 93, cubierto todo él de la sangre de los míos, me tomará cada día en sus brazos y no quedará nada mío que no sea suyo,
Y de él tendré hijos en los que los dos estaremos unidos y fundidos.
Todos esos bienes que recogí, no para mí,
Los de mis ancestros, el de estos santos monjes,
Los llevaré como dote, y será para él que habré sufrido y trabajado.
La fe que prometí, la traicionaré. A mi primo, traicionado por todos y que no me tiene más que mí,
Al igual que yo sólo le tengo a él, ¡ le fallaré en último lugar !
Esta mano, que él ha tomado en la suya el lunes de Pentecostés,
Bajo la mirada de nuestros cuatro padres, expuestos delante nuestro, juntos sobre este altar,
Se la retiraré. De estas dos manos, que se entrelazaron apasionadamente hace poco,
¡ La mía es falsa ! ”

Silencio

Sygne- “ Os calláis, Padre mío, y no me decís nada más ! ”
Señor Badilon- “ ¡ Me callo, pequeña mía, y me estremezco ! ” Os declaro que ni yo, ni los hombres ni Dios mismo, os pedimos sacrificio tal ”.
Sygne- “ ¿ Y quién es, entonces, el que me obliga ? ”
Señor Badilon- “ ¡ Alma cristiana ! ¡ Hija de Dios ! Sólo a vos corresponde hacerlo por su propia voluntad ”.
Sygne- “ No puedo ”.
Señor Badilon- “ Preparaos, pues. Voy a bendeciros y a absolveros ”.
[…]
Sygne- “ Señor, que se cumpla vuestra voluntad y no la mía ”.
[…]
Señor Badilon- “ Santo Padre […] tened piedad de mí, un sacerdote pecador que acaba de sacrificar con sus propias manos a su única hija. Y vos, hija mía, decid que perdonáis antes de que yo os perdone ”.

Sygne hace un gesto con la mano ; un signo de rechazo.

El acto III se sitúa algunos años más tarde, cerca de París ; en el cuartel general del ejército comandado por el General Barón Toussaint Turelure, Prefecto del Sena, que tiene plenos poderes. Junto a él Sygne, su esposa. Ha nacido un hijo, Louis Turelure, que bautizarán ese mismo día.

Toussaint, oportunista, tiene dos ideas : no preocuparse más por el Imperio y trabajar para la restauración de la monarquía. Es igual. La segunda idea concierne a Sygne y a sus bienes. Le pide que los legue al joven Louis Agenor Napoleón Turelure, su hijo y último “ descendiente varón ”.

Sygne- “ Veré lo que debo hacer ”.
Toussaint Turelure- “ Tengo plena confianza en vos ”.

Al marchar le anuncia la entrada del plenipotenciario del rey, planeando su efecto de sorpresa.

Sygne- “ ¡ Georges ! ”
Georges- “ Señora ”
Toussaint Turelure- “ ¡ Es gracioso verles ! Os lo juro, me pican los ojos ”.

Sale. Sygne y Georges se quedan solos. Georges lee los documentos que Turelure ha dejado a Sygne. Éste se compromete a la rendición de París al servicio del rey si Georges de Coûfontaine transfiere su apellido y los bienes de su familia al pequeño Louis Turelure. Debe tratar con Sygne, quien ha recibido plenos poderes de Turelure. Georges tiene en sus manos el documento por el cual él cede su apellido y sus bienes, mientras que Sygne tiene la rendición de París firmada por Turelure ; condición para el regreso del rey : “ ¡ Quien tiene París, tiene Francia ! ”, dice Toussaint.

Georges- “ Sygne, dadme ese papel ”.
Sygne- “ No puedo […] Lo he prometido ”.
Georges- “ Sois, sin duda alguna, fiel a vuestras promesas ”.
Sygne- “ Como mínimo seré fiel a mi vergüenza ”.
[…]
Georges- “ Has faltado al amor ”.

Durante todo este acto, Sygne agita la cabeza como diciendo : ¡ No !

Georges- “ No agite la cabeza de ese modo ”.
Sygne- “ Mi humillación es demasiado grande. Desgraciadamente ya no puedo sentir más dolor y mi alma se siente ávida de ello tal como tierra sedienta.
Ya no tengo lágrimas.
Ya no existe dolor posible y cualquier sufrimiento añadido es para mí como un consuelo ”.
Georges- “ Y yo, ¿ qué es lo que debo hacer ? ”
Sygne- “ Ven conmigo allí donde el dolor ya no existe ”.

Georges acaba firmando los documentos y deja a Sygne con la intención de matar a Turelure. Sale en el mismo momento que Turelure entra. Se entregan los documentos a los correos. En el momento en que suena la hora, aparece Coûfontaine que dispara a Turelure quien, también armado, dispara en el mismo instante. Dos detonaciones y Sygne, quien con un salto se ha lanzado delante de su marido para proteger su cuerpo, se desploma en el suelo en un mar de sangre. Un tercer disparo. Turelure se precipita hacia la ventana arrastrando con él un cuerpo : el de Coûfontaine.

Sygne es estirada sobre una mesa junto al cura Badilon, situado a su lado.

Sygne- “ ¿ Qué dice el médico ? ”
Señor Badilon- “ El tiempo de vuestro infortunio ha llegado a su fin ”.

Sygne muere a causa de la bala disparada por Georges, siendo éste mismo abatido por Toussaint Turelure.

Sygne- “ Juntos ”.
Señor Badilon- “ Los dos Coûfontaine juntos, uno después de otro ”.
Sygne, casi de manera confusa- “ Demasiado buena… ”.
Señor Badilon- “ ¿ La muerte ? ¿ Qué decís ? ”

El sacerdote intenta conseguir que Sygne perdone a Dios el sacrificio que le pidió para salvar al Papa. Sygne, agonizando, hace “ signo que no ”.

Señor Badilon- “ Antes de comparecer ante Dios, decidme que le habéis perdonado ”.

Signo, que no

Señor Badilon- “ ¿ Queréis que haga traer a vuestro hijo ? ”

Signo, que no

Señor Badilon- “ Sygne, ¿ me oís ? ¿ Vuestro hijo ? ”
Sygne, con voz clara- “ No ”.

Silencio, la agonía

Señor Badilon- “ La muerte se acerca ”.
Sygne- “ Todo se ha acabado ”.

Sygne muere en el rechazo absoluto de la paz de Dios, que ella opone al cura Badilon hasta su último estertor.

***
*

Claudel escribió una variante de esta última escena en la que es su marido, Toussaint Turelure quien acompaña a Sygne en su agonía, y no el cura Badilon.

Toussaint quiere que Sygne le confirme el sentido de su gesto : “ Salváis mi vida al precio de la vuestra. ” Ella le opone el silencio.

Insiste en encontrar su aprobación : “ El amor es más fuerte que la sangre ”. Silencio.

Turelure- “ Coûfontaine renace en nuestro hijo. ¿ Queréis verlo para abrazarlo ? ”

Signo, que no

Turelure- “ ¿ Qué ? ¿ No queréis ver a vuestro hijo ? ”

Signo, que no

Turelure, desconcertado, le propone avisar a un sacerdote pero, del mismo modo, Sygne guarda silencio.

Turelure- “ Dejadme rogar por vos en nombre de vuestra salvación eterna ”.

Silencio - Signo, que no

[…]
Turelure, fuera de sí- “ Levántate y grita : ¡ ADSUM ! ¡ Sygne ! ¡ Sygne !
Sygne hace un esfuerzo desesperado por levantarse y vuelve a caer.

Cae el telón

***
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Este drama en tres actos pone es escena a cuatro personajes principales (Turelure, Sichel, Lumîr y Louis) y un quinto, Alí Habenichts,

2 padre de Sichel y usurero cómplice de Turelure.

La acción se sitúa en la biblioteca del monasterio cisterciense de Coûfontaine, bajo el reinado de Louis-Philippe. Nos encontramos alrededor del año 1844 : los pantanos de la Mitidja, conquistada a las puertas de Argel, se han saneado y transformado en tierras cultivables.

Turelure, ahora el señor Conde, es un hombre muy viejo, siniestro, un “ viejo imbécil ” dirá Sichel, quien añade que este hombre avaro, retorcido, odiado por todos, tiene miedo : “ Tiene miedo de la muerte ”, de que su corazón pueda detenerse por la menor emoción.

Sichel es una joven mujer judía (en realidad ella se llama Rachel) hija de Ali Habenichts y amante de Turelure. Es una mujer de envergadura.

Lumîr (Claudel anota : pronunciar Loum-Yir) es la prometida de Louis. Es una condesa polaca a quien los emigrados polacos han confiado sus ahorros. Su hermano que combatió con Louis, salvó la vida a Constantine. Ahora, él está muerto y Lumîr sueña con ser la heroína de la nueva Polonia.

El capitán Louis de Coûfontaine, hijo de Sygne y de Toussaint, partió a la conquista de las tierras de la Mitidja de las que ha adquirido unas trescientas hectáreas.

Lumîr acaba de llegar a Coûfontaine, proveniente de Argel. Conversa con Sichel. Lumîr ha prestado los diez mil francos de sus compatriotas a Louis para comprar sus tierras. Los gastos fueron distintos de los previstos y hele aquí atrapado. Así que Lumîr viene a reclamar los diez mil francos a Toussaint, al no ser ya su hijo solvente. E incluso, se trata de pedirle diez mil francos suplementarios a fin de pagar a los acreedores y de impedir el embargo de las tierras de Louis. Esto es lo que está en juego. Lumîr no duda del éxito de su empresa a lo que Sichel le responde con precisión.

Lumîr- “ El señor Conde es rico ”.
Sichel- “ […] Y vos creéis que porque se sea rico se tiene dinero para dar. Vuestra simpleza me sorprende ”.

Toussaint Turelure, con la complicidad del padre de Sichel, ha despojado totalmente a Louis, su hijo, de sus bienes. Entre otras cosas, acaba de recibir, por la venta de la propiedad del Arbre-Dormant, la suma de veinte mil francos. Es exactamente lo que les hace falta a Lumîr y a Louis.

Ahí tenemos a Sichel y Lumîr que hablan de Louis y de Toussaint. Lumîr quiere recuperar el dinero de la revolución polaca, a pesar de si para ello tiene que entregarse a Toussaint. Entrelíneas se puede leer también el amor secreto de Sichel por Louis.

Lumîr- “ ¿ Creéis vos que no conozco el corazón de un padre como el señor Conde ? Yo soy la prometida de su hijo ”.
Sichel- “ ¡ Y ciertamente, veo que lo amáis ! ”
Lumîr- “ El honor y el deber ante todo ”.
Sichel- “ ¿ Es el honor y el deber lo que os empuja a haceros con un viejo imbécil ? ”
Lumîr- “ Sí ”.
Sichel- “ ¿ Y a traicionar aquél que os ama ? ”
Lumîr- “ Mostradme las cartas que el capitán os a escrito ”.
Sichel- “ Creo que os ama sinceramente ”.
Lumîr- “ Yo también lo amo a él ”.
Sichel- “ No tanto como a los diez mil francos que hay que recuperar ”.
Lumîr- “ Se los di ”.
Sichel- “ Prestados ”.
Lumîr- “ Le di mi vida ”.
Sichel- “ Prestada con grandes intereses ”.
Lumîr- “ Hemos hecho bastante. No tengo derecho a ser más generosa con este francés. […] Ahora, mi hermano está muerto y otros deberes me llaman ”.
Sichel- “ No os encuentro tan bella ”.
Lumîr- “ Lo bastante como para casarme ”.

Estas dos mujeres lo reconocen, tienen intereses comunes y Sichel enuncia claramente el proyecto : “ Lumîr, el Conde es anciano considero que ha vivido bastante ”. La elaboración del proyecto es de su incumbencia, no su realización dado que son “ mujeres ”. Sichel conoce el estado del corazón de Toussaint y basta con una fuerte emoción...

Sichel- “ Una violencia, una emoción, ¡ y el corazón revienta ! Él lo sabe y tiene miedo. Siempre se puede hacer algo con un hombre que tiene miedo ”.
[…]
Lumîr- “ Que muera y os quede el hijo ”.
Sichel- “ Y a vos la Santa Polonia ”.
[…]
Sichel- ¿ Nos hemos entendido con claridad, creo ? Jugad vuestra parte, yo juego la mía, yo también tengo mi baza, las dos contra el muerto ”.

Es en este momento que Turelure entra y pregunta : “ …¿ quién habla de muerto ? ” Una partida de whist, se le responde. Sichel se retira dejando a Lumîr con Toussaint. Lumîr le informa sin más demora de la llegada su hijo. Él se aterroriza hasta el punto de perder su lenguaje cultivado : “ ¿ Qué ? ¿ Es que viene ? ”

Ella explica lo de los veinte mil francos. Él lo sabe. Rehúsa dar ningún dinero. Se ve, entonces, desplegarse toda la sutileza de la estrategia de Lumîr, el honor de Polonia, su relación con Louis : “ Solo es mi prometido por esto. Me debo, ante todo, a otros ”- a la que hace eco la astucia de Toussaint : si ella se casa con él, le devolverá los diez mil francos al día siguiente de la boda. “ ¿ Qué dirá Sichel ? ”, pregunta Lumîr a lo que Turelure responde : “ ¡ No tengo miedo de Sichel ! ”

El le toma la mano. Sichel entra y observa la escena. Lumîr dirigiendo la mirada a Sichel :

Lumîr- “ ¡ Sois tan viejo ! ¡ Sois tan despreciable ! ¡ Oh, preferiría mil veces morir que ser vuestra ! No creáis que me dais miedo ”.

Pero he aquí que se anuncia la llegada de Louis. Turelure, solo con Sichel, le hace partícipe de su miedo. Pero, el que no duda de querer casarse con la prometida de su hijo, se sobresalta :

Sichel- “ Adelante, entrégale esos diez mil francos ”.
Turelure- “ Aunque me matase, no tendría ni una perra mía ”.
Sichel- “ Él no piensa en matar a su padre ”.
Turelure- “ Veremos quien revienta primero ”.
Sichel- “ A pesar de todo, vos sois el más viejo ”.
Turelure- “ No tan viejo como él cree ”.

En este momento Sichel juega su partida. Si Turelure no da el dinero, su hijo puede matarle. Si le da el dinero, él puede casarse con Lumîr. Son libres de irse. Ella le sugiere que la posibilidad de otro reparto, que la concerniría, sería más sutil. Turelure no dice nada, que no se refiera a la llegada del carruaje de su hijo : “ Tengo miedo de la muerte ”.

Louis se entera por Lumîr, que es Sichel quien le ha hecho venir a Coûfontaine. Además, le expone con detalle la negativa de Turelure, su demanda de matrimonio.

Louis- “ Así que mi padre me lo ha quitado todo y ahora me quita a mi mujer ”.
Lumîr- “ Vos no tenéis más que defenderla ”.
[…]
Louis- “ Todavía no me la ha quitado ”.
Lumîr- ¿ Todavía no me la ha quitado ? ¡ Despierta, hombre ! ¡ Despierta, te digo !

Ella le acusa entonces de cobardía, de ser un ladrón. Aumenta la tensión entre ellos llegando al paroxismo y :

Lumîr, suavemente- “ Sálveme, Louis. Estoy sola en el mundo ”.
Louis- “ ¿ Tienes confianza en mí ? ”
Lumîr- “ Sí, la tengo ”.

Louis se apodera de dos pistolas que están en la bolsa de Lumîr, una grande y otra pequeña, cargadas por ella misma : según ella, la pequeña tiene el cartucho vacío y la otra tiene una bala.

Es suficiente el ruido de la detonación para que muera. La segunda es en caso de que…

Llega el enfrentamiento entre el padre y el hijo. Turelure le echa en cara los rasgos físicos que hacen que se parezca a él. ¡ Louis se asombra !

Turelure- “ ¡ No son necesarios dos Turelure ! ”

Turelure rehúsa obstinadamente a ayudar a Louis : “ Puede ser peligroso reducir a un hombre a la desesperación ”.

Louis saca las pistolas. Turelure es inflexible. Lleva los diez mil francos encima, se nota el bulto bajo su levita.

Ahora él suplica a su hijo : “ Louis, no me haga daño ”, pero no cede.

Louis, apuntándole con las dos pistolas- “ ¡ El dinero ! ”
Turelure, castañeando los dientes- “ ¡ No, es imposible. No me mate ! ”
Louis- “ ¡ El dinero, ladrón ! ”
Turelure- “ ¡ No ! ”
Louis- “ ¡ Mi dinero, ladrón ! ¡ Mi dinero, ladrón ! ¡ Los diez mil francos, ladrón ! ”

Signo que no

Louis dispara con ambas pistolas a la vez. Los disparos yerran. Turelure inmóvil, los ojos en blanco, acaba por desplomarse en el sillón. Está muerto.

Louis coge el dinero del bolsillo del traje de su padre.

Lumîr entra.

Louis- “ He matado a mi padre ”.
Lumîr- “ Lo has matado. Está bien. No se podía hacer otra cosa ”.
Louis- “ Era necesario. ¡ Yo no era libre ! ”

Louis da el dinero a Lumîr, recoge las pistolas y se da cuenta que las dos estaban cargadas. Pregunta a Lumîr. Ella se vuelve hacia él y ríe.

El tercer acto se desarrolla en la misma pieza, dos días después. Están presentes : Louis, Sichel, Lumîr y el notario, Señor Mortdefroid (Muertodefrío). Se hacen todo tipo de cuentas. Se le rembolsa el dinero a Lumîr. El testamento, complejo, deja una buena parte a Sichel, aunque también a Louis.

Louis- “ Mi parte. Nada más justo. ”
Sichel- “ Y vuestra prometida ”.
Louis- “ Y, por añadidura, mi prometida. ¡ Diablos, es verdad ! Ya no me acordaba. Nos esperan días maravillosos ”.

En la segunda escena, Lumîr está con Louis. Nos enteramos por Lumîr que Toussaint había hecho, sin que se sepa el motivo, un reconocimiento de deuda por una suma considerable — trescientos mil francos a favor del padre de Sichel. En este instante, Lumîr comprende la hábil maniobra de Sichel : ¡ La herencia en la familia de Sichel quita para Louis todo interés en la muerte de su padre y, tras su deceso, le empuja a casarse con Sichel ! Louis conviene en ello !

Lumîr- “ Pero tú no la amas, Louis, ¿ no es así ? ”
Louis, bromeando- Si hace, Contessina, solo a ella ”.

Quiere abrazar a Lumîr que da ligeras muestras de repulsión

Louis

- “ ¿ Os doy asco, Lumîr ? ”
Lumîr- “ He creído ver la figura cruel y devastadora de vuestro padre […] No, habéis vuelto a ser el mismo, el mismo de antes ”.

En este momento comienza el diálogo entre Lumîr y Louis, que podemos ver será el de la ruptura. A petición de Lumîr, Louis precisa sus intenciones : quiere volver a Argelia. Lumîr, sin dudarlo, quiere ir a Polonia.

Louis- “ Lumîr, yo te amé en otro tiempo y sé que lo sabías ”.
Lumîr, sonriendo débilmente - “ ¡ En otro tiempo ! ”
Louis- “ Todavía te amo ”.
Lumîr- “ No, ya no me amas y yo ya me he marchado… ”
[…]
Louis- “ Me has hecho cometer este crimen y ahora me abandonas ”.

Lumîr espera conducirle, más allá de Polonia, a la sublimación de su amor que los llevará a morir combatiendo por la joven patria polaca.

Louis, con suavidad- “ Quédate, no puedo vivir sin ti ”.
Lumîr, apasionadamente- ¿ Es cierto que no puedes vivir sin mí ? ¡ Dilo de nuevo ! ¿ Es cierto que no puedes vivir sin mí ? ¿ Verdaderamente? ¡ No era tan largo de decir ! Es breve pero contiene toda la felicidad que podía yo tener. Una felicidad breve ”.
Louis- “ Será larga si tú quieres ”.

 

[…]


Lumîr- “ La vida es corta. ¡ Tan corta como para que la eternidad tenga interés ! ”
Louis- “ No me interesa la eternidad ”

Lumîr intenta, todavía, llevarse a Louis con ella. Él se niega.

Lumîr- “ Está bien. Cásate con la amante de tu padre ”.

La escena se termina con un adiós. “ Sin ninguna esperanza ”, dice Louis.

Lumîr- “ Sí, adiós sin ninguna esperanza, en el cielo y en la tierra ”.

Lumîr sale y entra Sichel. Se anuncia la próxima llegada de Alí Habenichts, que está en camino. Sichel sostiene algunos papeles en sus manos, uno de los cuales ha obtenido con dificultad de su padre : el reconocimiento de una deuda de trescientos mil francos. Louis la escucha distraídamente. Mira por la ventana acechando la partida de Lumîr.

Sichel- “ Louis, lo que sucede en el patio es interesante. Pero el papel que tengo en mis manos merece que se me preste atención ”.

Quiere dar este papel a Louis que lo rechaza.

Sichel- “ Soy judía, ¿ no es así ? ¿ Sólo me debo al dinero ? Pues bien, mirad lo que hago con esto ”.

Rompe el papel. Silencio. Los dos se miran.

Louis- “ Lo que acabáis de hacer, Sichel, no es nada descabellado. ”
Sichel- “ ¿ Verdad ? Robo a mi padre, le despojo y me pongo a vuestra merced. ¡ Qué astucia de mi parte ! ”

Ruido de carruajes en el patio. Louis va hasta la ventana y permanece un buen rato apoyado en el cristal. Se trata de la partida de Lumîr. Y se produce el inicio del viraje, de la transformación de Louis.

Louis- “ Señorita Habenichts, tengo el honor de pedir vuestra mano ”.

Sichel balbucea, evoca el escándalo que produciría este matrimonio. Louis se divierte con ello. Sichel se pregunta qué habría pensado Toussaint.

Louis- “ Cumplo sus más queridos deseos. ¡ Qué lazo entre nosotros añadido al de la sangre ! ¡ La herencia completa ! […] Es el mismo hombre el que continúa ”.
Sichel- “ ¿ Y si yo me negase ? ”
Louis- “ No os negaréis. Debe ser así. Mekhtoub. Ya estaba preparado de antemano. Estamos hechos el uno para el otro. Está escrito como en papel timbrado ”.
Sichel- “ ¿ Creéis vos que es para llegar hasta aquí que he roto este papel ? ”
Louis- “ Sí, por supuesto que lo creo ”.
Sichel- “ ¿ Y cuándo sería suficiente ? ”
Louis- “ Esto prueba que me conocéis ”.
Sichel- “ Esto pruebo que os amo ”.
Louis- “ Esto prueba que me deseáis, a mí, a mi apellido, a mi futuro y a mi fortuna ”.

La actitud de Louis, sus enunciados, cambian. Se reconocen las inflexiones de su padre.

Sichel- “ ¡ Me insultas ! Pero, a pesar de todo, soy tu mujer y tendré un hijo tuyo que será de mi sangre y de mi raza ”.
[…]
Sichel- “ […] Ha sucedido algo el otro día y, a partir de ese momento, tus ojos no han vuelto a ser los mismos ”.
Louis- “ No sucedió nada ”.
Sichel, en voz baja- “ ¿ No mataste a tu padre ? ”
Louis- “ No he matado a mi padre ”.
[…]
Sichel- ¡ Hay demasiada desdicha y pecado en nosotros como para que baste con hacer el amor ! ¡ Oh, yo te enseñaré a conocerme y no me odiarás ! ¡ Señor Capitán ! ¡ Oh, a mi lado sois tan puro ! ¡ Qué grandeza la vuestra ! ¡ Que fuerte sois y cuánto es mi amor por vos !

La obra se termina con la llegada del padre de Sichel, al que no resulta difícil convencer de lo bien fundado de este matrimonio, a no ser por la discreta reticencia a la “ mezcla de sangres ”.

Louis- “ La sangre de Coûfontaine en que ya se sostuvo un Turelure ; he aquí todo Israel que desemboca en su interior. El apellido lo recubre todo ”.

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EL PADRE HUMILLADO

Con esta última obra en cuatro actos de la trilogía aparece otra figura femenina haciendo eco a Sygne de Coûfontaine : Pensée de Coûfontaine, hija de Louis de Coûfontaine (embajador de Francia en Roma) y de Sichel Habenichts.

La escena tiene lugar en Roma, el día de la fiesta de San Pío, el 5 de mayo de 1869, que es asimismo el aniversario de la muerte de Napoleón.

Fiesta de disfraces en los jardines de Villa Wronsky desde donde se domina toda la ciudad. Es una bella noche en la que aún flota en el aire el color rojo del crepúsculo. Los árboles forman una masa verdosa sombría.

Pensée de Coûfontaine (vestida de noche) ; Sichel (el otoño) del brazo del Príncipe Wronsky (el río Tíber).

Pensée, en medio de la escena, con expresión de angustia, da un paso alargando el brazo como si se fuera a caer - “ Madre, ¿ dónde estás ? ”
Sichel, corriendo hacia ella - “ Pensée, heme aquí, hija mía ”.
El Príncipe, acercándose - “ ¿ Se encuentra mal Señorita ? ”
Pensée - “ No es nada ”.
Sichel, sosteniéndola - “ Alguna indisposición de jovencita. Pensée, hija mía (hace que se siente en un banco). Disculpe, Príncipe, se lo ruego, no es nada ”.
Pensée, levantando la cabeza con una débil sonrisa - “ Creo que me he desvanecido ”.
Sichel - “ Pensée, soy yo. ¿ Por qué me asustas así ? ”
Pensée - “ Heme aquí de nuevo viva. Es agradable volver a ver la luz. ”
Sichel - “ No me atraveséis el corazón ”.
Pensée - “ Quizás si viera no escucharía tan bien ”.
Sichel - “ Me escuchas, hija querida, y sabes que te amo ”.
Pensée - “ Sí, madre ”.
Sichel - “ No me mires así con esos ojos tan bellos ”.
Pensée - “ ¿ Son bellos mis ojos ? ”
Sichel - “ Los demás reciben la luz, pero los tuyos la dan ”.
Pensée - “ ¿ Y nadie al verlos pensaría que soy ciega ? ”
Sichel - “ No digas esa palabra ”.
Pensée - “ ¿ Es verdad que se puede verme sólo mirándolos ? ”
Sichel - “ Lo que nuestros ojos pueden ver en nosotros ”.
Pensée - “ Hay en estos una gran potencia ”.
Sichel, acariciándole la mano - “ Son unos hermosos ojos negros, de un azul puro y casi negro ”.

Sichel está desconsolada porque su hija no pueda gozar de esta hermosa velada. Pensée insiste, por el contrario, en la agudeza de su percepciones.

Pensée - “ Pero a mí todo me habla, todo me toca hasta el fondo del corazón.
Esta voz que oigo ”.
Sichel - “ No escucho ninguna voz, hija mía ”.
Pensée - “ Tú no la oyes, madre, pero yo, yo la he oído. Él ha cesado de hablar y le oigo todavía. Él habla y mi alma se estremece al oírle ”.
Sichel - “ Pensée, ¿ quién es él ? ”
Pensée - “ ¿ Qué importa ? No hay nombre. Yo le he oído : solamente esta palabra que hablaba ”.
Sichel - “ Pensée, ¿ quién es él ? ”
Pensée - “ ¿ Qué quieres saber cuando ni él mismo sabe nada todavía? ¡ Qué dichosa que soy ! Él me ha elegido esta noche entre todas las chicas, sin saberlo ”.

La fiesta continúa y aparecen otros dos personajes, dos hermanos, el primogénito Orian de Homodarmes y su hermano Orso. Se sabrá de ellos que han sido adoptados por el Papa en su infancia. Orian es su ahijado. Ellos son jóvenes, hermosos y están destinados al oficio de las armas, al servicio de los intereses del Papa. (Orso, ha vuelto al buen camino después de haber combatido con los revolucionarios). Se sabe también que tienen la misma voz y que no es posible distinguirlos por este rasgo.

Sichel finge adivinar quién es el amado de Pensée. Sabe que se trata de Orian, después de una visita hecha a su domicilio y habla de ello con Louis. Pregunta de Sichel : “ Pensée, cómo amará él a una ciega y a una judía ? ”

Quedará el hermano cadete, Orso, que es el que gusta a Sichel. Pensée es formal, ella ama a Orian. “ ¿ Cómo puedes distinguirlos ? ”, le pregunta su madre, “ Sus voces son tan semejantes ! ”. Luego, hablando de Orian :

Sichel - “ Pero, él no te amará ”.
Pensée - “ Y yo, ¿ es que yo deseaba amarlo ? ”

En la escena siguiente, Louis conduce a Orian a Pensée, cuando él se disponía a abandonar la fiesta ; le espera su servicio a una hora muy temprana en el Vaticano.

Pensée - “ ¡ Quedaos ! ”
Orso - “ Quédate Orian, te lo pido ”.
Orian - “ Me quedo ”.

En la discusión, el Príncipe Wronsky indica que la Condesa Lumîr ha muerto, tristemente en Polonia. Louis finge no acordarse.

Lady U a Orian - “ Caballero, ¡ qué joya tan magnífica lleva en el dedo ! ”
Orian - “ Es una joya de familia. Se llama “la piedra que ve claro”. Se cierra los ojos y la mano ve. Ella os conduce a través de la oscuridad”.
Orso, cogiendo la mano de Pensée - “ Ved, Señorita, os lo pido. Mirad, usted que ama las piedras hermosas ”.
Pensée, haciendo como si mirara y tocando ligeramente la piedra - “ ¿ Es un zafiro no ? ”
Sichel - “ Un zafiro muy hermoso ”.
Pensée - “ Todo rodeado de brillantes. De viejos brillantes cuadrados que no se mueven más y a los que el tiempo ha fijado el brillo ”.
Sichel - “ Una hermosa sortija de pedida ”.
Orian - “ Es ella la que me conduce esta noche ”.
Pensée - “ ¿ Cree usted que sólo las piedras tienen ojos para ver en la oscuridad ? ”
Orian - “ Los míos no son suficientes ”.
Pensée - “ Príncipe, ¿ he frecuentado mucho su jardín ? ”
El príncipe - “ Una vez, una vez sólo y yo no estaba allí. Sólo una vez me habéis hecho el honor de visitar mi pobre casa ”.
Pensée - “ Caballero, ¿ apostamos que con los ojos cerrados, le hago dar la vuelta al jardín y le conduzco aquí ? ”
Sichel - “ ¡ Pensée, hija mía ! ”
Pensée - “ Deja madre. Yo cierro los ojos - ¡ Así ! - Vuestra mano. - Me confío a esta piedra que ve claro. - ¡ Venid ! ”

Salen.

Pensée y Orian vuelven de su paseo. Orian se maravilla de estas “ pupilas de hada ” que le han guiado tan bien. Orian, al servicio del Papa, va a partir a la guerra. Pensée le pregunta por qué Orso le sigue a todas partes y Orian le responde : “ Orso es un buen chico, hace todo lo que yo le digo ”. Pero Orian revela que el objetivo es otro : Orso le ha pedido que hable con Pensée en su nombre.

Pensée pide a Orian que se calle ; que vuelva al lado de Orso y le diga “ que él no se casa con una judía ”. Para Pensée, los sentimientos de Orian no están más dominados por la represión del deber, por la promesa solemne hecha al Papa : “ No puedo estar contra mi padre ”, dice Orian. Así aparece el sacrificio de Orian : renunciar a Pensée para ser fiel al padre y provocar un “ irremediable ” entre ellos, el matrimonio de Pensée con su hermano Orso.

Pensée, interrogando a Orian : “ ¿ Quién me dará lo que vos me rehusáis ? ”
Orian - “ ¿ Qué esperáis de mí Pensée ? ”
Pensée - “ Una sola cosa que vos no podéis hacer, una sola palabra que vos no podéis decir ”.
Orian - “ ¿ Qué es lo que no puedo hacer, niña ? ”
Pensée - “ Que vea mi alma toda entera en la vuestra ”.
Orian - “ Abrid entonces los ojos, Pensée, y ved ”.
Pensée - “ No los abriré hasta que no sepa que me habéis perdonado ”.
Orian - “ ¿ Qué, perdonado solamente ? ”
Ella avanza la mano y con los dedos le toca ligeramente la boca.
Pensée - “ ¡ Ah, cállate, querido ! Y esa palabra que has dicho, ¡ resérvamela para otro momento, cuando el cuerpo y el alma se separen ! Cállate, y esta palabra que no está hecha para la tierra, esa palabra sin sonido que me dices, ¡ he aquí que la he leído sobre tus labios ! ”
Orian - “ Venid que vea mejor vuestra cara ”
La atrae hacia la luz de la lámpara.
Orian - “ ¿ Por qué tener los ojos bajados, paloma mía ? ”
Ella los alza hacia él.
Pensée - “ ¿ Son bellos ? ”
Ella los baja de nuevo.
Orian - “ Ah, ¿ por qué escondérmelos tan pronto ? ¡ Álzalos de nuevo hacia mí, querida !
Pensée - “ Soy ciega ”.

Orian y Orso son recibidos por su tutor, el Papa Pío. Orian ha renovado su promesa de no volver a ver a Pensée. Pero Orso le anuncia su presencia en la habitación de al lado. Pensée ha convencido a Orso de llevarla junto a Orian, antes de que parta hacia la guerra.

Pensée - “ Si tenéis que hablarme duramente, [...] decirme esa palabra que debe alejarme de vos para siempre : “vete”. Dilo bajo. Tan bajo como esta confesión de que una mujer os ama ”.

El diálogo de Pensée y de Orian pone de relieve la intimidad de sus sentimientos. Orian no debe ceder ; ha hecho una promesa ; debe partir a librar otras batallas.

Orian - “ Sólo entonces podré volver junto a vos, querida, y deciros : ¡ Abre los ojos Pensée ! ”
Pensée - “ No hay nada para ver en mis ojos ”.
Orian - “ Hay la muerte que me espera sin obras ni posteridad ”.
Pensée - “ ¿ Es esto lo que ves cuando me miras ? ”
Orian - “ ¿ Es esto lo que me anuncias y lo que yo amo en ti? ”.
Pensée - “ La muerte para mí, ¿ es que la prefieres a la vida ? ”
Orian - “ Sí, Pensée ”.
Pensée - “ ¿ Qué más puedo pedir ? ”
Orian - “ Lo que digo, ¿ no lo sabías ? ”
Pensée - “ Todo lo que dices, lo sabía de antemano ”.
Orian - “ ¿ Recuerdas lo que te prometí, hace tanto tiempo que no sabría decir cuándo, esta cosa que había entre nosotros antes de nuestro nacimiento ? ”
Pensée - “ Lo recuerdo ”.
Orian - “ Que te amaba y no amaría a ninguna otra ”.
Pensée - “ Lo creo, Orian ”.
Orian - “ ¿ Que pondría en tu dedo el anillo de oro de nuestro matrimonio ?
Pensée - “ Dime, ¿ por qué haberme querido ceder a otro ? ”
Orian - “ Fue en el tiempo, Pensée, en que yo vivía todavía ”.
Pensée - “ Es verdad por lo menos que ahora al menos estoy en vos ?”
Orian - “ Cuando haya liberado mi alma, entonces podré dárosla ”.
Pensée - “ ¿ No hay ningún otro medio de liberarla más que ella sea tan cruelmente separada de vuestro cuerpo y del mío ? ”
Orian - “ Feliz de aquél para quien el deber es escaso ; feliz aquél a quien el deber se le muestra claramente. [...] Y el premio de que esté conmigo, esta Pensée. Yo era muy impaciente para la vida, brusco, demasiado caprichoso, demasiado rápido. El insecto macho que sólo se regula en el momento ”.
Pensée - “ Yo era paciente contigo ”.
Orian - “ Lo que yo te pedía, lo que quería darte, no es compatible con el tiempo sino con la eternidad ”.
Pensée - “ Si te dijera que te amo, ¿ sería más fácil dejarme ? ”
Orian - “ Lo sé sin que lo digas ”.

[Ella se estrecha entre sus brazos]

Pensée - “ Siempre es agradable escuchar que lo que se sabe es verdad ”.
Orian - “ No me tiente, mi rosa en la noche. No te coloques entre mis brazos. Es peligroso ser una rosa cuando sólo se está defendida por madreselvas ”.
Pensée - “ ¿ Cómo podría saber que soy la más bella, si no me lo dices? ”
Orian - “ No hay ninguna otra para mí ”.
Pensée - “ ¿ Dónde está la más bella entre las mujeres ? ”
Orian - “ Tan cerca que no puedo verla más ”.
[...]
Silencio.
Ella se separa de él.
Pensée - “ Adiós entonces ”.
Orian - “ Pensée, ¿ eres tú ahora la que me dices adiós ? ”
Pensée - “ Se acabó. No volverás a estar cerca ”.
Orian - “ Pensée, me quedaré contigo si quieres ”.
Pensée - “ No digas cosas indignas ”.
Orian - “ ¡ Ah, estoy loco ! ¿ Qué importa el resto al precio de ese único momento que puedes darme ? ”
Pensée - “ Me hace falta algo más que un sólo momento ”.
Orian - “ Estás en mi poder ”.
Pensée - “ Es verdad. ¿ Cómo huiré ? ”
Orian - “ Es imposible separarnos ”.
Pensée - “ No, no es imposible ”.
Orian - “ ¡ Yo no lo quiero más, Pensée !, ¡ yo no lo quiero más, Pensée ! ”
Pensée - “ ¿ No puedes hacer lo que hacen tantos franceses ? ¿ No puedo yo soportar lo que tantas mujeres soportan ? ”
Orian - “ No sería necesario que yo te tome entre mis brazos ”.
Pensée - “ Y si mi corazón no hubiera latido tan cerca de ti, ¿ cómo lo habrías conocido ? ”
Orian - “ ¿ Conoces tú el mío también ? ”
Pensée - “ Yo lo conozco, hombre imperioso ”.
Orian - “ Cuando estabas entre mis brazos, la noche cayó sobre mis ojos ”.
Pensée - “ ¿ He podido enseñarte eso al menos ? ”
Orian - “ Yo sé lo que es la noche ”.
Pensée - “ Di, ¿ es algo tan cruel ? ¿ hay necesidad de ver cuando se ama ? ”
Orian - “ No hay necesidad de nada más ”.
Pensée - “ No ”.
Orian - “ Pero, ¿ comprendes ahora lo que te decía cuando te hablaba de otra pena ? ”
Pensée - “ Ah, soy fuerte y lo que es suficiente para otras mujeres, me hubiera bastado ”.
Orian - “ Entonces, ¿ por qué me hablas de partir ? ”
Pensée - “ Yo soy fuerte también ”.
Silencio.
Orian - “ Yo te amo, Pensée ”.
Pausa.
Orian - “ Adiós ”.
Pensée - “ Déjame tender una vez más las manos hacia ti, como los moribundos cuando un ángel coloca el arpa eterna entre los dedos que la buscan ”.
Ella le toca el rostro con las manos.
Pensée - “ Déjame conocer tu rostro una vez más, déjame tomar su molde con esta cera viva, estas dos manos que no son otra cosa con sus dedos que mi alma desde que te he tocado.
¡ Adiós querida cabeza ! ”
Le toca el corazón.
Sale Orian.
Pensée - “ ¡ Adiós, querido corazón ! ”

El último acto se sitúa a finales de enero de 1871 en Roma, en el antiguo palacio de los hermanos Hormodarmes, comprado de nuevo por Louis y donde vive Pensée.

Al fondo de la habitación, sobre la mesa, hay un gran cesto de flores. Pensée está arrodillada ante él y tiene hundida su cara en él.

Pensée, lanzando un grito débil - “ ¡ Ah ! ” Sichel, precipitándose hacia ella - “ ¿ Qué pasa, hija mía ? ”
Pensée - “ ¡ Madre, madre ! ”
Sichel, levantándola y obligándola a dar algunos pasos - “ ¡ No te quedes ahí más ! ¡ Estas flores te sientan mal ! ¡ Voy a decir que se las lleven ! ”
Pensée - “ ¡ Madre, madre ! ¡ Mi hijo vive en mí ! ¡ Vive ! ¡ Se ha movido ! ”

Así nos enteramos que Pensée espera un hijo de Orian. Hace cuatro meses que él se ha ido. Suenan campanas, ¿ qué pueden anunciar ? Pensée - “ No llegará nadie ” -He aquí que Sichel ve alguien que hace signo con un pañuelo. ¿ Quién es ? Sichel hace saber a su hija que ella ha tomado la iniciativa de escribir a Orian, a pesar de la prohibición de Pensée.

Sichel - “ Tengo miedo de que algo no haya llegado ”.
Pensée, mostrando el cesto - “ No han llegado más que estas hermosas flores ”.

Orso aparece. Sichel le hace signo de que se calle. Pero,

Pensée - “ Quiero saber quién está ahí ”.
Orso, muy lentamente - “ Pensée de Homodarmes... Mi muy querida mujer, soy yo ”.
Pensée - “ ¿ Sois vos, Orian ? ”
Orso - “ ¿ No me reconocéis ? ”
Pensée - “ No sé - es la voz de Orian y no lo es ”.

El quid pro quo continúa. Orso habla como si fuera Orian : “ Pensée, he venido a deciros que cuidéis a este niño que yo sin duda no conoceré ”.
[...]
Pensée - “ ¿ Por qué hablar de la muerte cuando estáis vivo ? ”
Orso - “ Os juro que él os amaba ”.
Pensée - “ No es Orian quien habla ” [...] Orso, ¿ Qué habéis hecho con vuestro hermano Orian ? ¿ Dónde está ? ”

Se entera ahora de la muerte de Orian, por una bala en pleno corazón, al subir durante el asalto. Orso ha traído este corazón y es lo que, desde el fondo del cesto de flores en que ha sido colocado, desprende este olor tan particular que ha sorprendido a Pensée y provocado los movimientos de su hijo, en ella. Ella se precipita hacia el ramo : “ Orian, ¿ estáis ahí ? ”

Orso vuelve a partir para la guerra, pero, antes debe casarse -es el deseo de Orian- con Pensée, para que el niño tenga un nombre. Orso irá a la tumba de su hermano, ¿ qué debe decirle ?

Pensée - “ Decidle sólo un nombre : Pensée. No añadáis nada ”.
[...]
Pensée - “ Y dile, dile, este alma, que no he sido la única en absorberle y llenarme el rostro hace un momento en medio de esas horribles flores ”.
“ Y que en ese contacto mi hijo dentro de mí, este niño en mi interior, esta cosa en mí que está llamada a ver el sol en mi lugar, por primera vez se ha movido, se ha movido cruelmente. ¡ Dile eso Orso, dile eso hermano querido ! ¡ Dile eso Orso ! ”

Ella cae de rodillas ante el cesto de flores que ella rodea por entero, al igual que a sí misma, con su chal. En esta última frase, la noche cae casi por completo.

Una voz de mujer canta : “ ¡ Oh hermanos inseparables, uno se lleva a Pensée y el otro la ha recibido ”.

Guy Briole (Traducción: Margarita Álvarez, Iván Ruiz) 

Notes

  1. Claudel inventa la palabra “ peinturelure ” que condensa la palabra “ peintelure ” (pintarrajeado) y Turelure.
  2. En alemán “ Habenichts ” significa literalmente “ el que no tiene nada ”. Claudel construye este nombre, curioso para un usurero, para designar otra forma del padre humillado.
Guy Briole

Notas sobre la "Trilogía " de Paul Claudel

NODVS VI, maig de 2003

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