Un hombre sin pasado

Reflexión sobre la película Un hombre sin pasado, comentada en la Tertulia sobre Cine de marzo del 2003

  • Publicado en NODVS VI, maig de 2003

Paraules clau

deseo / deseo del Otro, padre / madre, dignificación, marginación

Hola contertulianos,

Nos hemos reunido Fina Giménez, Lola Pastó y Lola Rodríguez, contando con la estimable colaboración de Anna Aromí, para escribir este texto basado en la película “Un hombre sin pasado” y la tertulia que hicimos en su día. A partir de ahí, hemos elaborado una reflexión personal sobre todo ello. En parte es una descripción, en parte un intento de explicar algunas cosas en términos psicoanalíticos.

La película la hemos visto como una metáfora de la trayectoria psíquica durante la infancia, y como tal una invención subjetiva. En el recorrido del personaje principal de la película hemos hecho un paralelismo con esa situación, dándole el papel de padre y madre simbólicos a la familia que le acoge. Podríamos decir que es una metáfora de otra metáfora, ya que hablamos de personas adultas.

Un hombre sin pasado

Introducción

La película nos va mostrando paso a paso la construcción de los mínimos necesarios para poder vivir. El director se sirve de un hombre sin pasado. Un hombre sin pasado, sin nombre, sin historia es, en definitiva, un hombre que no existe. En el mejor de los casos se le considera una amenaza para la sociedad.

La película también nos muestra una sociedad que no sabe acoger en su seno a un individuo que no conste en su registro o que no haya pasado por los controles administrativos del estado, es decir, un individuo “sin número”.

Se pueden analizar muchos aspectos y ver el film desde muchas perspectivas. Está lleno de alusiones a las fronteras, a los límites de la vida, a los efectos de la globalización, al mundo empresarial, al dinero, etc. A veces estas alusiones se concretizan en una escena en particular, o por el contrario, están latentes en la película. Por ejemplo:

  1. alusiones a la marginación:
    grupos de marginación explícita (gente al margen de lo social) e implícita (Ejército de Salvación como organización aparentemente incluida en la sociedad, aunque en realidad sus integrantes están al límite de ella)
  2. límites entre la vida y la muerte :
    el protagonista, al filo de la muerte, es atendido en un hospital después de recibir una gran paliza
  3. la localización de la película:
    está rodada en Finlandia, en los márgenes de Europa, en la periferia de una ciudad, “de cualquier ciudad”
  4. alusiones a la invisibilidad del poder:
    el banco es comprado con capital coreano, los obstáculos en la oficina de empleo, en la cárcel, el bloqueo de la cuenta al “empresario atracador”

Historia de un hombre sin pasado

Un suceso traumático es, en esta película, el punto de partida de un recorrido metafórico por los márgenes de la vida, de una sociedad y de unos individuos.

El protagonista recibe una gran paliza, queda muy malherido y le llevan al hospital. El médico, guiado por la tecnología, le da por muerto. En este momento la ciencia le abandona. Ya solo, él sigue apostando por su vida. En un acto de energía extrema, se pone en pie, recupera la respiración (se arregla la nariz) se hace cargo de sí mismo y se marcha del hospital.

A continuación, nuestro hombre aparece en el suelo, su cuerpo atravesado entre la orilla del mar y un camino transitado por unos marginados de un asentamiento cercano. En este lugar de excluidos, que viven en contenedores, una familia lo acoge, lo cuida, le da un lugar y el tiempo necesario para que se recupere, lo cual sucede más adelante.

El deseo de estas personas (que él se recupere) le mantiene vivo, le sostiene hasta que él hablando por primera vez les da las gracias por lo que ha recibido. Ese deseo del otro él lo ha hecho suyo, y actúa como desencadenante para la construcción de su vida. Vuelve a hacerse cargo de si mismo, instalándose en uno de los contenedores de la colonia, para empezar un nuevo recorrido.

Para que se den las condiciones mínimas de este nuevo recorrido, por un lado es necesario el deseo de la madre, que le mantiene vivo y le sostiene. Por otro lado, la intervención del padre, que desea separar a madre e hijo y de ese modo evitar el incesto. También será el padre quien le trasmita las reglas del juego familiar y social.

Iniciación simbólica. Mientras comparte su vida con la familia que lo acoge, tiene lugar la constatación por parte del padre de que “el hombre sin pasado” se puede independizar del núcleo acogedor. Para ello, le invita a cenar. Es la primera salida nocturna que comparten. El lugar escogido es el comedor del Ejército de Salvación. Durante la cena, la banda toca música. En este lugar se produce un cruce de miradas con Irma, miembro del Ejército, quien se va a convertir en su objeto de deseo. Después de cenar, van a un bar, hablan e incluso bromean. La cena es un primer paso en esta iniciación simbólica, que culmina al día siguiente, cuando el padre le avala para que pueda tener su propia casa y vivir solo.

La emancipación efectiva. Se produce cuando el “hombre sin pasado” se compromete al pago del alquiler, después de negociarlo con el vigilante, quien representa la autoridad dentro de la colonia marginal. Desde el momento en que el protagonista se convierte en único aval de si mismo, empieza su inserción en el entramado social.

Dignificación y proyecto de futuro. Una vez el vigilante le proporciona el contenedor para vivir, lo limpia y se deshace de lo que no le sirve. Lo acomoda con objetos abandonados, entre los que se encuentra una gramola. Este aparato ocupará lugar especial dentro de su hábitat. Él no es consciente de la importancia de la música, pero es su contacto con el pasado. Por otro lado, parte de su actitud frente al futuro se proyectará en un pequeño huerto que dispone frente al contenedor, donde plantará patatas.

La imagen y el otro. Su imagen se reafirma a partir de la conversación que sostendrá con Irma en el comedor del Ejército de Salvación. Para Irma, él es un desconocido. Sin embargo, no tiene aspecto de bebedor y ella no desconfía totalmente. Le aconseja que cambie de aspecto, ya que a priori la sociedad lo va a juzgar por su apariencia. Más tarde, él se lava la camisa y se va a buscar trabajo.

Sin pasado ni nombre. En la oficina de empleo, y ante la imposibilidad de ser inscrito porque no tiene un nombre, él argumenta en vano “Yo puedo ser útil” . Su inserción en el entramado social se ve obstaculizada por primera vez, precisamente, por parte de una institución creada para la inserción del individuo por medio del trabajo.

Su deseo se diversifica. Obtiene ropa y trabajo en el ejército de salvación. Se reanuda su integración social: paga su alquiler y sale con Irma, a quien roba un beso. Su deseo por la música, todavía inconsciente, crea en los chicos de la banda ganas de ampliar su repertorio y en la responsable de la organización, el deseo de volver a cantar. Todo ello se cumple.

La cita. En una fase más romántica, el deseo por la vida se traduce en una visión mucho más amplia del mundo y de sus posibilidades. A través de su relación con Irma, el hombre sin pasado irá sintiendo un mayor deseo por explorar otros aspectos que le ofrece la vida, bien sea a nivel personal o profesional.

Destellos del pasado: la soldadura. Por casualidad, en unos astilleros recuerda que sabe soldar. Le hacen una prueba y consigue trabajo, pese a no tener papeles, ni nombre, ni número. En este caso el obstáculo insalvable es que no tiene una cuenta en el banco. Aquí se hace patente la fuerza del poder invisible.

Encuentro con la historia de otro con pasado pero sin futuro. Cuando está intentando abrir una cuenta en un banco, se presenta un “atracador que exige una cantidad exacta de dinero”. Se trata del dinero de su pasado, bloqueado por este banco, un banco al que curiosamente la globalización le ha cambiado la sede y ha dejado a los empleados en la calle. Este hombre, un empresario “de los de antes”, consigue llevarse el dinero del banco y marcharse. Más tarde se pone en contacto con nuestro personaje y le cuenta brevemente su historia. Le pide ayuda: quiere pagar una deuda contraída involuntariamente con sus trabajadores. Tras haberle dado las instrucciones a nuestro personaje para la entrega del dinero, el “atracador” se suicida. Así, él liquida la parte moral de la deuda.

Este empresario al pagar con su vida, certifica la muerte de los viejos empresarios y pone de manifiesto su calidad de doble víctima: pierde su empresa y su vida. Él a si mismo se definía como “una persona del norte con palabra”. Tener palabra podría implicar la figura de un empresario comprometido con su función que, presumiblemente, hoy no tiene cabida en este mundo globalizado.

Obstáculos con la policía y protección de la ley. De nuevo se pone a prueba al hombre sin pasado. Esta vez es la policía, quien tratará de librar a la sociedad del peligro que representa un hombre sin nombre, sin número. La policía intentará meterle en la cárcel o recluirle en el manicomio. En este momento el personaje pide ayuda a Irma. Ésta le envía un abogado del Ejército de Salvación, un buen profesional que conoce el terreno de la marginalidad, sabe cómo interpretar las leyes y favorecer al marginado. De nuevo, lo salva el deseo del otro. En este caso, el abogado que lucha para liberarle de los obstáculos de la policía, utilizando las herramientas de la ley para protegerle.

Elección de la mujer frente al padre. Cuando el protagonista recoge su exigua cosecha, el padre está presente. Entonces le propone compartir sus tres patatas con él. En un principio, él se niega ya que las va a compartir con Irma y no son suficientes para los tres. Además, debe guardar una para poder cosechar de nuevo. Finalmente, y ante la insistencia y argumentos del padre, le da media patata. En este punto de la película el hombre sin pasado antepone su deseo al de su padre. No lo desatiende, pero se decanta por su propio futuro.

Irrupción del pasado. La parte benefactora de la ley. El policía que quería retener a nuestro personaje, le comunica que ha conseguido averiguar datos sobre su pasado. La fotografía puesta en circulación, dio resultado. Su mujer ha contactado con la policía y les ha facilitado información. A partir de ese momento, ya tiene un pasado: nombre, lugar de nacimiento, profesión, familia.

Pasado versus futuro. A su pesar, y para ir al encuentro de su pasado, debe abandonar a Irma, quien le confiesa que él ha sido el amor de su vida. Su relación acaba aquí. Ella vuelve a su pasado, el Ejercito de Salvación en todos los sentidos, y él va a reencontrarse con el suyo, su mujer y su historia.

El pasado se hace presente. Llega a su pueblo y encuentra que su esposa vive con otro. Ella le ayuda a reconstruir su pasada vida en común: le explica que están divorciados, que se peleaban mucho, él no bebía pero jugaba y tenía pasión por la música. Le cuenta que por culpa del juego perdió su colección de discos.

Retomando el nuevo presente. Vuelve a la ciudad, donde aparentemente nada ha cambiado. Surgen situaciones conocidas, pero en este momento no son afrontadas por un hombre sin pasado. Al contrario, es un hombre de recursos que cuenta con el apoyo de un tejido social que se ha ido construyendo. Con el regreso a la colonia, nuestro hombre no sólo constata su presente, sino que al haberse reencontrado con el pasado puede construirse un futuro. La evidencia más clara de su nueva situación es el encuentro con Irma.

Bueno, esperamos que estas reflexiones os sugieran muchas preguntas.

Recibid un cordial saludo,

Fina Giménez, Lola Pastó, Lola Rodríguez

Un hombre sin pasado

NODVS VI, maig de 2003

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