Con el Seminario 19 empieza el Lacan no estructuralista.
El discurso del amo está orientado a hacer creer que hay relación sexual, lo que va en contra de las experiencias de la vida cotidiana de cada uno. “Nada de lo que ocurre por el hecho del lenguaje puede desembocar en la formulación satisfactoria de la relación” (1)
Lacan está buscando algo que permitiría al discurso analítico salir del discurso del amo y de los otros discursos para explicar su hallazgo ya conocido, el dicho: no hay relación sexual. Con él se ve obligado a volver sobre la cuestión de lo real del psicoanálisis.
Superado el anhelo de un discurso que no fuera del semblante, lo que inventa aquí es un nuevo estatuto del Uno. Un Uno que no es el de la excepción, ni de lo único, sino de lo no diferenciado, que tiene más que ver con el número, el Uno-solo, “solo en su goce (radicalmente autoerótico) tanto como en su significancia (fuera de la semántica)” (2).
“Hay Uno” es un nuevo aforismo que viene a completar el “No hay” promoviendo el goce a un lugar fundamental en su enseñanza, en detrimento de la primacía de conceptos como el Otro, el deseo y el ser. En lo real, el orden simbólico no es otra cosa que la iteración del Uno.
En el taller del Seminario seguiremos los pasos de este camino hacia “los nudos, hechos de redondeles de cuerda, que son Unos encadenados” (3).
(1) Lacan, J., Seminario 19, …o peor. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 20.
(2) Miller, J.-A., Contraportada del Seminario 19, …o peor. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2012.
(3) Ibíd.